Me volví Barcelona. Yo era Santo Domingo, pero no quería serlo. Una ciudad son calles y edificios pero los edificios no son la ciudad, las ciudades son ficciones compartidas las imágenes que evocan Querer formar parte de otra ciudad es querer ser otra persona Vivir en Santo Domingo nunca fue una opción. El sueño del dominicano es casi siempre huir, más si es maricón. República Dominicana puede ser playa, pero también es un taller de ensamblaje, una fábrica de exportar personas. Desde el privilegio puedo decir que volverme médico siempre fue una ruta de escape, el camino hacia la libertad. ¿Pero libertad para hacer qué? Para ser qué. Pensé que quería ser Toronto la idea que tenía con 18 años de lo que era Toronto y no por capricho, las ciudades son las ideas que prometen las aspiraciones y los sueños que venden incluso sin haber estado en un lugar su idea emite un sabor, un olor, un sentimiento Nunca quise ser Nueva York, ni Madrid, ni Londres, ni Tokio, ni Seúl, así que había decidido intentar ser Toronto
EXT MONTJUIC - DIA El bus turístico entra entre las torres venecianas, se ve el Museo de Arte Nacional de fondo. El bus sube por la colina, se ven árboles de cada lado de la calle. Closeup a JOEL (18), delgado, boquiabierto, en el segundo piso del autobús. Planos rápidos con la silueta de Joel contra la vista de toda la ciudad, desde delante del Palau Sant Jordi, contra los jardines del Grec, contra la vista del puerto desde el jardín de cactus. DISSOLVE TO: EXT PARQUE DE LA CIUDADELA - PUESTA DE SOL Se revela lentamente la fuente del parque de la ciudadela hasta que es vista de frente, su corona, los cuatro caballos y la antorcha brillando contra los últimos rayos del sol. FADE TO WHITE.
Barcelona. Una amalgama de la Zona Colonial, el Botánico y el Parque Mirador, todo lo que me gustaba de Santo Domingo, pero caminable y con playa. Han pasado diez años y sigo enamorado. Esa vez también vi parejas de chicos agarrados de la mano, paseando, enamorados; besos cariñosos antes de entrar al metro y en los parques. Lo había visto antes pero nunca con tanta naturalidad, nunca tan tierno y sin miedo, y entendí que esto era lo normal. Me llené de valor y me abrí por fin a la intimidad, pocos meses después salí del armario. Tal es el poder de experimentar una ciudad, de probar su aroma, su olor y verse sumergido en ella de ver una versión futura de ti cocinado en su esencia y odiarla, o amarla El sueño de Barcelona me había envuelto y había empezado a transformarme en la persona que quería ser en la persona que sentía que nunca sería en Santo Domingo. Toronto es frío y yo nunca seré frío. Estaba decidido. Iba a ser Barcelona. Ahora tocaba escapar. El plan era entrar en la especialidad. Un solo examen me separaba de la libertad: del visado de estudio, de un sueldo estable. Seis años de preparación para jugarme el futuro en una tarde. Me mudé a Barcelona el primero de julio del 2013. Estaba aquí pero tenía que ganarmelo. Empecé el intensivo de preparación para el examen y cada detalle de la ciudad era un recordatorio de que podía perderlo todo si me iba mal. Laboriosamente memorizaba moléculas, tejidos, sistemas como un prisionero que cava un túnel con una cuchara. La presión era asfixiante. Todavía recuerdo cuándo mi padre me preguntó cómo me había ido en el examen. Le dije que no estaba seguro, que era difícil saber si iba a entrar o no en la residencia. Él me dijo que no me preocupara, que si no entraba podía intentarlo el año que viene y, sorprendiéndome a mí mismo, me eché a llorar por el teléfono. No tenía más fuerzas. No podía pasar por eso otra vez. Pero unos meses después se confirmó, el plan había sido un éxito; había salido del otro lado del túnel. Pude elegir plaza y entré a la residencia. Era libre. pero ahora, ya libre, ¿qué? Las ciudades no son solo calles y edificios las ciudades son aspiraciones verse en una ciudad es verse en otra vida y esas aspiraciones de vidas alternas no flotan libres en el éter. Viven en el corazón de las personas. Una ciudad, entonces, son las personas que son atraídas por sus promesas las personas que han apostado por su sueño las personas que caen en su trampa Estaba en Barcelona, pero no vivía en Barcelona. Los catalanes son amenos, amables pero cautos e insulares en comparación con los caribeños. Mis pilares y mis raíces estaban lejos y es imposible construir sin cimientos. Realmente comencé a vivir aquí cuando conocí a Adolfo. Él me mostró refugio, cariño, caliu, cuando yo más lo necesitaba. Me abrió su casa, comencé a hacer amigos. Barcelona comenzó a sentirse como un hogar desde que lo conocí y por eso lo querré hasta el final. Seguía anhelando a los amigos que había dejado atrás. Barcelona cumplió. No me los trajo a todos, pero tendió sus redes, su carnada y arrastró a Oscar y a Horacio a mi lado. Ellos me trajeron el calor que me faltaba. La trampa de la ciudad llama. Atrae a la gente desde muy lejos Dios los cria y las ciudades los junta Una ciudad son las personas que aspiran a ser parte de su ideal de sus sueños y sus anhelos los que se lo creen y los repiten y los cementan Un ciudad son las personas que comparten y perpetúan su delirio y vuelven a tender su trampa El delirio de Barcelona es playa y sol, libros y rosas. Libertad sexual, Apolo, Primavera Sound. El metro cada 3 minutos, encontrarse La Sagrada Familia de golpe. Contenedores de basura quemándose, pero todo limpio en la mañana. Pan con tomate, el tió de nadal. Eixample y el Raval. El 22@. Gaudí, Dalí, Tapiès, Miró. Los posters de la fiesta de la Mèrce y los petardos en Sant Joan. La historia de la resistencia: Barcelona antifascista y feminista, pero también racista. Burocracia interminable, sin papeles, no hay citas, el costo de ser inmigrante. Barcelona es la propaganda anticatalanista que se repite en el resto de España, las mentiras, y los guiris borrachos. Los cerezos en flor que marcan el final del invierno, el verdor que vuelve después Semana Santa, los plataneros con sus tormentas de polen, las acacias amarillas y las jacarandas. Las ciudades son dinero, los que lo tienen y los que no. Posibilidad, artistas hambrientos y fondos de inversión esperanza de crecer, de proyección el crisol de la cultura los que la crean y los que se benefician de los que la crean la luz y la gravedad de un sol que une, y nutre, y quema y mata una ciudad es oportunidad y la oportunidad es incertidumbre también he visto a las víctimas de Barcelona He tenido la suerte de empezar con buen pie. El trabajo de un médico es escuchar los problemas de la gente, entender; llevo diez años escuchando las voces de Barcelona. La residencia fue atroz y la pandemia terminó de romperme. Lo que fue mi vía de escape, se ha vuelto mi nueva prisión, pero a la vez mi red de seguridad. No todos tienen esa suerte. Las ciudades se tragan a la gente, las ahogan. Sin embargo ha sido buena conmigo. Me enseñó nuevas formas de entender las relaciones, a mis maridos Eduardo y Marc. Me ha traído amigos que me mantienen anclado y de quienes soy ancla, amantes que me prestan sus ojos para ver el mundo y reevaluar, vivencias que me siguen mostrando nuevas formas de vivir y la profundidad de la experiencia humana. Barcelona me enseñó la alquimia del barro, pero sobre todo, me alineó con mi propósito y me brindó la claridad de ver lo importante. Las cosas que he visto, oído y vivido durante los últimos diez años han enriquecido mi vida profundamente. Barcelona ha ido cambiando y yo he ido cambiando con ella me ha dado la oportunidad de desenvolverme y convertirme en la persona que soy hoy en la persona que soñé que podría ser hace diez años para mí ha sido Barcelona pero para tí quizás sea otro lugar una ciudad, un pueblo, una choza una aspiración, una proyección una apuesta al futuro uno no ama ni odia una ciudad uno ama u odia la idea de existir en esa ciudad Esta ciudad me ha hecho quien soy y la persona en que me he convertido me llena de orgullo.
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